Vicosa

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FAQ

Así como no hay dos uvas exactamente iguales, no hay dos vinos que sean idénticos (sí, con similares características) y tampoco habrá dos personas que tengan el mismo gusto. Por lo tanto, decir cuál es el mejor vino para cada ocasión tiene una objetividad relativa. Dicho esto, para que el lector no se sienta embaucado, hay ciertas peculiaridades en cada variedad que nos pueden ayudar a disfrutar un poco más de una bella ocasión, destacando sabores, aromas, texturas y otras sensaciones. Siempre que no nos pasemos de la medida que el cuerpo permite.

Saber cuál es la bebida indicada para un momento, va a depender de muchas variables como el clima, el motivo del descorchado y la comida que se ha servido ese día. Respecto de este último punto, los expertos suelen hablar de “maridaje”. Es decir que es una manera de relacionar los sabores de un alimento con un vino, de manera tal que se destaquen y mejoren ambos en el paladar.

Si bien es cierto que hay determinadas cepas que combinan mejor con ciertos alimentos, pueden existir algunas excepciones.

Para entender con qué nos podemos encontrar en las góndolas tenemos que dividir los vinos en cuatro grupos: tintos, blancos, rosados y espumantes. Pero dentro de cada uno hay muchísimas variedades con distinto aroma, texturas, tiempo de elaboración, origen y sabor.

Los adecuados para cada platillo fuerte

• Vinos espumosos secos: Además de servirse con los aperitivos, acompañan perfectamente a los mariscos crudos o cocidos, ensaladas a base de mariscos y pescados hervidos, verduras, pastas y arroz con salsas delicadas.
• Vinos blancos secos y con sabor a frutas: excelentes sustitutos de los vinos espumosos, que de igual manera armonizan muy bien con los mariscos crudos, pescados hervidos, verduras, pastas y arroz con salsas delicadas.
• Vinos blancos aromáticos y añejos: son ideales para acompañar las pastas y los arroces con salsas aromatizadas, las verduras o los champiñones, los huesos, el pescado preparado al horno o guisado y los quesos de cabra frescos.
• Vinos blancos añejados en barriles: son vinos que tienen un delicioso sabor y olor; se sirven con paté, aves, pescados como la trucha y el pez espada, así como los preparados a la parrilla.
• Vinos rosados de sabor delicado: se sirven con jamón crudo, salchichones, mortadelas, etc. Con la pasta rellena o gratinada; aves y carnes blancas con salsas aromatizadas, trufas y quesos frescos.
• Vinos tintos, jóvenes y frescos: los mejores para acompañar a los frijoles (caraotas, habichuelas, judías secas), sopas cocidas con legumbres, sopa de cebolla; carnes blancas guisadas, las carnes rojas asadas, los pescados grasos, las sopas de pescado bien condimentadas y con los quesos semiañejados.
• Vinos tintos añejados: ideales para acompañar a las carnes rojas, el cerdo preparado en salsa, los asados, y los quesos de sabor fuerte.
• Vinos espumosos, dulces o aromáticos: perfectos compañeros de los dulces ligeros, así como de los pasteles, las ensaladas de frutas y los mousses.

Vinos para el almuerzo

El secreto aquí consiste en elegir de acuerdo a los alimentos que compongan esta importante comida del día.

Así para los mariscos crudos, los pescados, las verduras, lo más recomendable es un buen vino blanco; mientras que los vinos aromáticos y añejos son ideales para acompañar las pastas y el arroz con salsas aromatizadas, las verduras, las setas, el pescado al horno o guisado y los quesos de cabra frescos.

Los vinos espumosos y secos acompañan muy bien a los mariscos crudos o cocidos y los vinos rosados de sabor suave son el compañero perfecto para las carnes blancas, trufas y quesos.

Por último los vinos tintos jóvenes constituyen la mejor opción para las legumbres, sopas, carnes guisadas y rojas y los queso semiañejos, en tanto que los tintos añejos se disfrutan mucho mejor con el cerdo, los asados y los quesos de sabor fuerte.

Vinos para los postres

La decisión aquí debe apuntar a los mostos espumosos, dulces y aromáticos ya que resultan insuperables a la hora de disfrutar de alimentos dulces como los pasteles, ensaladas de frutas y mousses.

Para vinos tintos

• Cabernet sauvignon “La más famosa del mundo y de carácter muy fuerte”
• Merlot “La atractiva con grandes taninos y aromas a ciruela”
• Pinot Noir “La Hechicera con notas florales”
• Syrah “Enorme personalidad y cargada de aromas frutales”
• Malbec “La gran Argentina con excelente textura”

Para vinos blancos

• Chardonnay “Compleja con aromas de manzana, melocotón y mantequilla”
• Sauvignon blanc “Espectro de lima”
• Riesling “Extraordinariamente aromática”

En el primer estudio clínico de este tipo, un grupo de investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison descubrieron que el jugo de uva negra, o tinta, (Vitis labrusca L., Vitaceae) ayuda a proteger la salud del corazón en las personas afectadas de enfermedad de la arteria coronaria (Stein y coI., 1999). Según el estudio, dos semanas de terapia de jugo de uva aumentaron la vaso-dilatación (relajación de los vasos sanguíneos) al mismo tiempo que disminuyeron la oxidación dañina del colesterol LDL. Se cree que la vaso-dilatación alterada es una de ]as primeras manifestaciones de la enfermedad cardiaca. Los estudios clínicos anteriores sobre el vino tinto produjeron resultados similares, llevando a algunos investigadores a especular que el contenido de alcohol es un factor que protege contra la enfermedad cardiaca. Los resultados del estudio actual proporcionan respaldo a la teoría de que los flavonoides (tales como quercetina, miricetina, y kaempfero]) y otros polifenoles como catequinas y ácido tánico son los ingredientes más importantes en el jugo de uva negra y el vino tinto. También es probable que el jugo de uva blanca y el vino blanco aporten menos beneficios debido a que contienen principalmente jugo, sin los ingredientes promotores de salud provenientes de las semillas y 1a piel de las uvas negras.

En este pequeño estudio, 15 voluntarios (12 hombres y tres mujeres) con una edad media de 63 años consumieron aproximadamente 21 onzas (595.35 gramos) de jugo de uva negra al día durante dos semanas. Diez participantes tenían una historia de hipertensión o estaban tomando medicación antihipertensora, y 11 personas tenían niveles altos de colesterol o estaban recibiendo tratamiento para 1a reducción del colesterol.

Además, la mayoría de los participantes habían estado tomando vitaminas E y C, terapias antioxidantes que también podrían tener su efecto sobre la salud del corazón. A las personas con angina de pecho inestable, diabetes mellitus no controlada o que habían tenido cambios recientes en su medicación no se les permitió participar en el estudio. Durante el período de tratamiento de 14 días, a los voluntarios se les dieron instrucciones de que excluyesen de su dieta productos a base de fruta, té (es decir, Camellia sinensis (L.) Kuntze, Theaceae) y bebidas alcohólicas, al mismo tiempo que mantenían un registro diario de alimentos para asegurar el cumplimiento de los requisitos del estudio. Los mismos participantes sirvieron como controles a través de una comparación de los valores medidos al comienzo del estudio y los obtenidos tras la terapia con jugo de uva. El estudio fue simple-ciego, lo cual quiere decir que los terapeutas que realizaron las pruebas no tenían información sobre los pacientes o el estudio.

A los investigadores les impresionaron especialmente los resultados del estudio, en vista de que muchos de los voluntarios ya estaban tomando medicaciones para el corazón y vitaminas antioxidantes. Durante el transcurso del estudio, algunos participantes experimentaron un pequeño aumento en los niveles totales de colesterol y triglicéridos debido al contenido de hidratos de carbono del jugo de uva. Llegaron a la conclusión de que la terapia de jugo era beneficiosa a pesar de este pequeño aumento en los niveles de colesterol, proporcionando “una mayor evidencia de la utilidad potencial del jugo de uva negra”.

Aunque el tamaño de la muestra de 15 personas fue pequeño, el equipo de investigación de Madison señaló que “la técnica EA (ultrasonografía arterial braquial de alta resolución) para la evaluación de la función endotelial (la salud de las células que revisten los vasos sanguíneos) es muy sensible y reproducible”. Además, los investigadores utilizaron los tests de permutación para verificar que los cambios observados en la salud cardiaca estaban en verdad relacionados con el consumo de jugo de uva. Debido a que el estudio se limitó a dos semanas, la investigación futura debería valorar los efectos a largo plazo del consumo de jugo de uva sobre la salud del corazón.

– Krista Morien, HRF
Fuente: Stein JH, Keevil JG, Wiebe DA, y col. Purple grape juice improves endothelial function and reduces the susceptibility of LDL cholesterol to oxidation in patients with coronary artery disease. Circulation 1999; 100 1050-1055
Extraído de la revista Medicinas Complementarias N° 62 -AMC-

Más que un vino para cada comida hay un vino para cada ocasión. El motivo, el tiempo, la compañía, son todas razones suficientes para elegir un vino fresco, desenfadado u otro más complejo para paladear lentamente y disfrutar de cada trago.

La capacidad para sorprender de un anfitrión reside en saber elegir el vino más adecuado para cada momento.

Si se va a tomar un vino solo, lo mejor es un vino totalmente seco (sin azúcar) y de carácter neutro. Sin embargo, en los aperitivos es más adecuado un caldo concentrado, de carácter marcado que ayude al paladar a concentrarse en las comidas que vendrán a continuación. Un cava o un champagne son perfectos para este momento.

Dependiendo de la comida también habrá vinos más adecuados que otros: para una comida sencilla un buen vino de la región será perfecto. Sin embargo, las comidas más elaboradas son merecedoras de los mejores vinos. En este caso hay que determinar cuál es el orden de servicio teniendo en cuenta una regla muy importante: el sabor del último vino servido no ha de ocultar nunca el del anterior. Para que esto sea más sencillo lo mejor es elegir todos los vinos de la misma región.

Un vino para cada estación

El invierno es tiempo para disfrutar de la intimidad y comodidad de la casa. Es la oportunidad de disfrutar de un buen libro o una buena película con un tinto robusto, estructurado, cálido.

Cuando los días se hacen más largos y la vida empieza a aparecer en la calle, las terrazas comienzan a llenarse y surgen así los vinos blancos afrutados, frescos y ácidos. Estos vinos, además, son muy adecuados para las comidas frías e informales de esta época como las ensaladas.

Armonías regionales

Los platos tradicionales europeos tienen afinidad natural con las comidas elaboradas en cada región. Los clásicos vinos tintos de rioja con crianza armonizan muy bien con las carnes asadas o a la parrilla como el cordero o la ternera. Por otro lado, los vinos blancos gallegos de la variedad Albariño, son servidos con mucha frecuencia para regar los platos de marisco.

En muchas ocasiones las comidas típicas están preparadas con caldos de la región. Si se va a consumir un alimento en cuya elaboración se haya utilizado algún vino, lo más adecuado es que se beba el mismo.

Como todo buen vino para poder ser disfrutado al máximo se tiene que servir en una copa adecuada que permita apreciar su olor sabor, color y textura.

Por ejemplo, los vinos envejecidos o tintos añejos, se deben servir en una copa amplia con boca relativamente estrecha, para evitar que el aroma se pierda.

Los vinos tintos se presentan en una copa con boca menos ancha, y la “panza” menos pronunciada que la anterior.

Los vinos blancos se pueden servir en copas tipo “tulipán”, llamadas así por tener la forma de esta flor.

Para los vinos rosados se emplean copas de medianas dimensiones en forma de campana.

Para servir los vinos espumosos, hay dos tipos de copas: la copa tradicional para champán, la cual es ancha y najita y la estilo “flauta” que es alta y estrecha, su forma evita que las burbujas del champán u otro vino espumoso se pierdan con rapidez.

Estas propiedades son preciosas, innumerables, irreemplazables. Antes de enumerarlas hace falta sin embargo fijar los límites diarios que han de imponerse al consumo del vino. En efecto, para aprovechar sus numerosas virtudes, no cabe duda que es necesario no sobrepasar los límites diarios, generalmente admitidos por los especialistas en la materia y confirmados por los trabajos de laboratorio. Estos son en su conjunto los dados a conocer por el profesor Tremoliers en el último congreso sobre el alcoholismo. Cuando se trata de sujetos adultos, en buen estado de salud y cuya ración alimenticia es suficiente y equilibrada “el organismo puede normalmente oxidar al máximo litro de vino para un hombre y tres cuartos de litro para una mujer. Más allá de estos límites si una de las condiciones no se cumple (desnutrición, por ejemplo), el alcohol se oxida mediante procesos tóxicos que justifican su nocividad”.

Cuando esta dosis diaria no es sobrepasada y además se tiene la precaución de repartirla entre las dos principales comidas, el vino puede entonces desempeñar su papel de alimento tónico y benéfico.

Es necesario considerar ante todo que, por regla general, el individuo normal y sano permanece entre estos límites. El alcoholismo, largo tiempo visto como una funesta pasión, como un vicio, es considerado cada vez más en patología médica, como una enfermedad. Esta noción de “enfermedad alcohólica” de la que Jellinek fue el gran defensor, ha tenido acogida en los medios médicos franceses hacia 1956. Por ella se muestra que el alcoholismo es una “sumisión física complicada con una obsesión mental” y cuyas víctimas son sujetos que sufren un estado psicoafectivo, particular, no importa que no se convierta en un alcohólico y no hay ninguna razón para condenar al vino a un ostracismo que no merece y de dar complejo de alcoholismo a buenas gentes que usan de él prudentemente.

Es clásico y comprobado el hecho de que los estragos del alcoholismo se registran precisamente en las regiones que no tienen la dicha de cultivar la viña en su suelo. Esto no quiere decir ciertamente que los grandes bebedores de vino no estén expuestos a las consecuencias que produce el abuso de las bebidas alcohólicas. Pero sobre un fondo de personalidad perturbada por desórdenes de diferentes orígenes, es sobre los consumidores de aperitivos, de cocktails, de alcoholes industriales, de todo aquello que contiene alcohol de origen, -bueno o malo-, en los que el alcoholismo produce verdaderos estragos. Es a ellos a los que yo he tenido ocasión de desintoxicar en los servicios del hospital psiquiátrico y nunca a honrados y razonables consumidores de buenos vinos.

Valor Alimenticio del Vino

El vino es ciertamente una bebida, puesto que contiene casi 900 gramos de agua por litro, lo que permite decir a algunos amables bromistas que “todo bebedor de vino es un bebedor de agua que se ignora en su fuero interno como tal”…Pero la riqueza de los elementos que lo integran hacen de él, en realidad, un verdadero alimento líquido de incomparables virtudes. Y de ahí hay que confesar además que si los métodos analíticos modernos y perfeccionados permiten separar y dosificar los componentes del vino, ellos no nos revelan y acaso nunca puedan hacerlo. la parte del milagro y de misterio que da al vino todo su valor de alimento simbólico y sagrado. El bienestar, la euforia que invade cuerpo y alma cuando degustamos un buen vino, no pueden traducirse en miligramos de tal o cual elemento.

Forzosamente hemos de contentamos con aquellos que el vino ha querido revelamos por sí mismo, ya que los diversos elementos que le componen varían de un vino a otro, según los terrenos, los vidueños, la añada, la edad del embotellado, y, sobre todo, según los cuidados que ha recibido durante su crianza.

Valor Calórico

Depende de dos factores: grado alcohólico del vino y azúcar que contiene.

Aunque no consideraremos al vino más que como una disolución de alcohol en agua (desdeñando todos los otros elementos que entran en su composición) el vino sería ya un alimento o, al menos, un alimento de ahorro. En efecto, el alcohol como lo han probado los trabajos de Atwater en 1902, siendo utilizado inmediatamente por el organismo (contrariamente a lo que sucede con los azúcares, las grasas y los ácidos aminados) permite economizar, en cierta medida, otros elementos energéticos. No puede sin embargo asegurar más del 50 o/o de los gastos de base del organismo, o sea 600 a 800 calorías (trabajos de Schaffer, Le Breton y Dontcheff).

Pero, y no lo repetiremos bastante, los 10 centilitros de alcohol por litro, cuyo contenido reprochan al vino, no guardan relación alguna con la misma cantidad de alcohol si fuese absorbida en estado puro. El vino no es más que una simple solución de alcohol etílico al 10%. Intimamente mezclado en el vino, a un complejo viviente, el alcohol, materia inerte, hace que aproveche de sus reales cualidades, el conjunto de este complejo.

El número de calorías que aporta al organismo un litro de vino varía de 600 a 1000 con una media de 600 a 700 para el vino tinto. Los vinos blancos licorosos (tipo Sauternes) ricos en azúcar, son más calóricos que los vinos blancos secos. Los vinos dulces naturales, los vinos de licor, a la vez cargados de azúcar y alcohol, son los vinos más calóricos. Ciertamente, en nuestros países de alto nivel de vida, esta fuente de calorías puede parecer de una importancia desdeñable, puesto que nuestro problema actual sería más bien el de tratar de disminuir una ración demasiado rica. Pero este combustible utilitario, cuando proviene del vino ¿no parece poseer la milagrosa virtud de engendrar la euforia, el entusiasmo y la actividad intelectual creadora?

Las Vitaminas

El vino aporta al organismo todas las vitaminas contenidas en la uva, y aunque sólo fuera por esta riqueza vitamínica estimamos que no sería exagerado calificar al vino de “bebida viviente”.

Encontramos en nuestro vino cotidiano.

La vitamina C cuya acción sobre el tonus general, la forma física, la resistencia a la fatiga y al frío, es bien conocida. Así el organismo de un deportista necesita de 2 0 3 veces más vitamina C que un individuo en reposo.

La vitamina P (C2) factor de ahorro de la vitamina C, que aumenta la resistencia y produce un efecto real sobre ciertos estados de astenia con hipotensión. Lavollay y Sevestre atribuyen desde luego la acción tonificante del vino a su contenido en vitamina P.

La vitamina B2 (riboflavina) considerada de utilización nutritiva. Interviene en el metabolismo de los glúcidos, de los prótidos, de las vitaminas A, Bl y PP y de las hormonas corticosurrenalianas.

La vitamina B3 poderoso estimulante del funcionamiento de las células. Andross ha demostrado por otra parte que la productividad aumenta cuando se provee de una cantidad importante de estas vitaminas a ciertos grupos de obreros u otras personas que realizan grandes esfuerzos físicos continuados.

Las sales minerales y elementos

El organismo humano no puede vivir sin ellos. Azufre, cloro, sodio, potasio, magnesio, calcio, hierro, etc, son indispensables para nuestra existencia. Ahora bien, el organismo, no puede asimilarlos más que bajo forma de sales orgánicas es decir, combinados con sustancias del reino animal o del reino vegetal; es incapaz de asimilarlos, bien sea bajo una forma simple, o bajo forma de sales minerales (aparte algunas excepciones, como, por ejemplo la sal de cocina). En el vino las sales minerales se encuentran incorporadas precisamente bajo su forma asimilable. Si la carencia absoluta en sales minerales es rara, la carencia relativa de ellas es bastante frecuente y el vino es por lo tanto, una fuente no despreciable de estas preciosas sustancias.

Dietas, nutrición, recetas e información para una alimentación sana.

A continuación puedes leer información sobre. Este artículo muestra información sobre nutrición y salud con carácter divulgativo que no puede ni debe sustituir la opinión de un médico o profesional de la nutrición. Si tienes dudas o problemas de salud relacionados con este artículo, Propiedades beneficiosas del vino, te sugerimos que consultes con tu médico o nutricionista.

La profesión médica ha reconocido las propiedades saludables y nutritivas de vino desde hace miles de años. Hipócrates recomendaba vinos concretos para bajar la fiebre, desinfectar y curar heridas, como diurético, o como suplemento nutricional, alrededor del 450 antes de Cristo. Un doctor francés escribió el libro impreso más antiguo conocido sobre el vino alrededor de 1410.

La mayoría de los agentes patógenos que amenazan a los seres humanos mueren o son inhabilitados por los ácidos y alcoholes de vino. Debido a esto, el vino ha sido considerado como como una bebida más segura que la mayoría del agua disponible hasta el siglo 18.

El vino es un tranquilizante natural suave, que sirve para reducir la ansiedad y la tensión. Como parte de una dieta normal, el vino proporciona al cuerpo energía, con sustancias que ayudan a la digestión y con pequeñas cantidades de minerales y vitaminas. El vino también puede estimular el apetito. Además, el vino sirve para restablecer el equilibrio nutricional, aliviar la tensión, tranquilizarse y actuar como un estimulante ligero en convalecencias, especialmente en ancianos.

El vino y la represión política

Aunque el vino puede ser el remedio profiláctico más antiguo y todavía en uso, hubo toda una generación de profesionales de la medicina, especialmente en Estados Unidos, que obtuvo su educación médica durante el período histórico conocido como la Ley Seca. En textos médicos de casi veinticinco años, fue eliminada y censurada toda mención de alcohol, incluido el vino, para cualquier otra aplicación que no fuera su uso externo. Esta generación de médicos se convirtió a los educadores a la siguiente, lo que perpetuó la ignorancia médica de los beneficios potenciales para la salud de vino.

En la década de 1970, el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos excluyó y suprimió la evidencia de un estudio que demostraba que los bebedores moderados tenían un 50 por ciento menos muertes por enfermedad coronaria que los no bebedores.

Paradoja francesa

Sólo cuando la revista de noticias de televisión “60 Minutos”, informó en noviembre de 1991, del fenómeno que ha llegado a ser conocida como la paradoja francesa hizo el pensamiento popular del vino como un elemento medicinal en lugar de una toxina comenzara a regresar. Normalmente, la dieta de las personas en el sur de Francia incluye una proporción muy alta de queso, mantequilla, huevos, carnes, ácidos grasos y otros alimentos cargados de colesterol. Esta dieta parece a promover las enfermedades del corazón, pero la tasa de enfermedades cardiacas de las personas del sur de Francia, era mucho más baja que en Estados Unidos, aquí está la paradoja.

Regularidad y moderación en el consumo del vino

Se ha descubierto que el consumo moderado de vino de forma regular, es saludable. Estudios realizados en Inglaterra y Dinamarca demostraron que la presencia de la enfermedad coronaria es mucho mayor en bebedores compulsivos pero que aún mayor en los abstemios. Es muy importante señalar que los europeos en general, beben vino y el agua con sus comidas, mientras que los estadounidenses beben leche, té, refrescos o café.

Lucha contra el Cáncer y beneficios del vino

El consumo moderado de vino tinto de forma regular puede prevenir enfermedades coronarias y algunas formas de cáncer. Los componentes químicos que se cree que son responsables de este efecto preventivo del vino son las catequinas, también conocidas como flavonoides y relacionadas con los taninos. Las catequinas presentes en el vino se cree que funcionan como antioxidantes, que previenen que las moléculas conocidas como “radicales libres” dañen las células. Una forma particular de flavonoide, llamado procianidina oligomérica, se ha demostrado recientemente que previene arterioesclerosis.

También hay compuestos en la uva y el vino (especialmente el vino tinto, el jugo de uva, las cervezas oscuras y el té, pero ausentes en el vino blanco, las cervezas ligeras y bebidas espirituosas) llamados resveratrol y quercetina. La evidencia clínica y estadística y estudios de laboratorio han demostrado que estos pueden estimular el sistema inmunológico, la formación de cáncer de bloque, y, posiblemente, la protección contra las enfermedades del corazón e incluso prolongar la vida.

Un estudio reciente, publicado en el año 2004 en la revista American Journal of Physiology, también indica que el resveratrol del vino inhibe la formación de una proteína que produce una enfermedad llamada fibrosis cardiovascular, lo que reduce la eficiencia de bombeo del corazón, cuando más se necesita, en momentos de estrés. Otros indicios sugieren que el vino que dilata los vasos sanguíneos pequeños y ayuda a prevenir la angina de pecho y la coagulación. El alcohol del vino, además, ayuda a equilibrar el colesterol.

La investigación está en curso y sería un error cambiar el consumo de vino con según los datos actuales.

El vino: ¿Fuente de la Juventud?

Un estudio de Harvard de los factores que influyen en el envejecimiento, según publicó en la edición del 8 de mayo 2003, la revista Nature, ha demostrado que el resveratrol, presente en el vino, extiende la vida de las células de la levadura en un 80%. Los resultados preliminares de las pruebas en varios animales son alentadores. El coautor del estudio, David Sinclair, dijo a la agencia de noticias Reuters que “No mucha gente lo conoce todavía, pero quienes lo han visto casi invariablemente han cambiado sus hábitos de consumo, es decir, beben más vino tinto”.

El vino incluso podría preservar la función cognitiva en ancianos. Diversos estudios europeos han demostrado los efectos profilácticos de la luz para regular el consumo moderado de alcohol puede incluir la prevención o el aplazamiento de la enfermedad de Alzheimer, el Parkinson y otras formas de demencia.

El vino ha formado parte de la cultura humana desde hace unos 6.000 años, a lo largo de sus diversas étapas evolutivas, el hombre lo ha considerado un placer para su paladar, una ayuda para la convivencia y también un elemento con propiedades que benefician su salud.

De esta forma diversas bebidas han sido utilizadas para prevenir enfermedades y hasta para curarlas. Esto es debido a que se hacen a base de productos naturales como: la uva, manzana, arroz y cebada entre otros productos, que al ser tratados no pierden sus propiedades y en algunos casos hasta las incrementan.

Hoy en día numerosos estudios han servido para corroborar algunas de esas propiedades dadas a conocer hace miles de años.Pero es evidente que estas propiedades se expresan mejor cuando la calidad del producto es excelente.

Propiedades

El vino aporta a través de sus propiedades, diversos beneficios a la salud del ser humano, algunas de ellas son:

• Es considerado un alimento completo
• Es una sustancia alimentaria que aporta al organismo algunos elementos perfectamente asimilables
• Es fuente de energía fácil de asimilar
• Está asociado con la longevidad, pues contiene vitaminas como la A, C y varias del complejo B como: biotina, colina, incositol, ciancobalamina, ácido fólico, ácido nicotínico, pridoxina y tiamina entre otros
• Contiene pequeñas cantidades de hierro, por lo que se debe ingerir vinos generosos en caso de anemia
• La tonicidad del vino tiene su origen principalmente en los taninos. Esta tonicidad se manifiesta tanto en niveles físicos, como psíquicos
• Es un medio natural de recuperación si es tomado después de un esfuerzo físico
• El vino tinto, sobre todo si es viejo, es particularmente indicado en períodos de convalecencia, o en el transcurso de enfermedades infecciosas
• El vino es un remedio terapéutico en la ansiedad y la tensión emocional, por ello varios expertos consideran que “el vino mantiene en un justo equilibrio la mente y los sentimientos”
• Desarrolla propiedades euforizantes que disminuyen la depresión
• Es muy recomendado para controlar las anomalías alimenticias. Por ello el ingerir una o dos copas al día ayudan a nivelar el hambre
• Particularmente el vino blanco es diurético
• Los vinos blancos ácidos y también los cavas son ricos en tartratos y en sulfatos de potasio que actúan sobre los riñones, asegurando así una mejor eliminación de toxinas.
• Contiene una fuerte concentración de sales minerales que son perfectamente asimilables. Entre ellas, se deben citar el calcio, potasio, magnesio, silicio y también zinc, flúor, cobre, manganeso, cromo y el anión mineral sulfúrico
• Tiene acción bactericida.Investigadores canadienses descubrieron que el vino tinto podía atacar ciertos virus, entre ellos los de la poliomielitis y del herpes
• Sus propiedades antisépticas son más elevadas cuando el vino es viejo.
• Se ha comprobado que pacientes sometidos a tratamientos con penicilina y estreptomicina pueden consumir vino blanco sin ningún problema
• El vino es antialérgico, se opone a todo exceso de formación de histaminas, que es el elemento responsable de los fenómenos alérgicos. Por otra parte, la riqueza de manganeso y de vitamina B hace del vino un antialérgico
• Reduce el riesgo de contraer cáncer, pues contiene sustancias que activan la respiración celular. El consumo moderado protege contra los efectos patológicos de los radicales libres que provocan varios tipos de cáncer
• El vino es digestivo, porque es muy rico en vitamina B2, la cual permite eliminar las toxinas y la regeneración del hígado
• Participan de una manera activa en el metabolismo de las proteínas y de los glúcidos.
• Estimula la segregación de los jugos gástricos. Es particularmente indicado con las carnes y pescados, pues facilita el proceso digestivo
• El consumo de vino tinto, fuente de taninos, actúa sobre las fibras lisas de la musculatura intestinal y aumenta así las propiedades peristálticas, siendo un medio suplementario para evitar el riesgo de constipación
• Aliado en el sistema cardiovascular.Diversos estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud indicaron que el consumo moderado y habitual de vino estimula los índices de la enzima Ald. DH en el hígado
• Acelera la depuración del colesterol, pues facilitan y refuerzan la acción de la vitamina C, necesaria para depurar el colesterol.
• Estabiliza las fibras de colágeno que sirven de sostén a diversas arterias.
• Reduce el riego de los accidentes cerebrovasculares isquémicos (obstrucción de una arteria del cerebro)
• Disminuye las molestias de la artritis
• Bloquean la progresión de las cataratas y la degeneración macular
• Evitan las tufaradas de calor en la menopausia
• Reducen la periodontitis: una enfermedad infecciosa progresiva que afecta a las encías y a los huesos que rodean y dan soporte a los dientes, a menudo causando que éstos se muevan y que se produzca su pérdida permanente

Una picada entre amigos

El mejor vino para un encuentro decontracté puede ser uno informal y ligero. Entonces el indicado es un tinto joven o de año; es decir, que no ha pasado tiempo en barrica. Otra opción para tener en cuenta, que acompaña muy bien quesos, fiambres y vegetales secos con diferentes dips, son los vinos blancos o los espumosos secos.

Reunión de mujeres

El rosado es el vino más femenino, pero no por el color sino porque suele ser el preferido de las damas. Aunque existen unos cuantos prejuicios contra esta variedad, es muy sabrosa. Su frescura y dulzor combina muy bien con ensaladas, quesos de cabra, fiambres y paté, especialmente para los días más calurosos. Si como plato principal tenemos planeado un risotto al fungi, se puede optar por un tinto. Pero si el plato principal son pastas, un blanco aromático y añejo se puede volver una excelente alternativa para las féminas que saben elegir una buena botella.

Un plato fuerte para celebrar

Tenemos una cena importante, con una comida que se impone. Por ejemplo, las carnes rojas merecen ser acompañadas por tintos potentes y concentrados. Si se trata de un plato muy condimentado, un Cabernet nos hará lucirnos como corresponde.

Descorchar en soledad, un instante de placer

¿Por qué no disfrutar de un momento a solas, tranquilos. Cualquier variedad puede ser la indicada pero uno seco y de carácter neutro nos permitirá que acompañemos cualquier menú.

Chin chin

Cualquier cepa puede ser la excusa ideal para el brindis, pero por lo general, en estas ocasiones se eligen los espumosos, como por ejemplo un delicioso champagne. También podemos buscar en nuestra cava aquel que teníamos guardado para un día especial, que seguramente ya contará con un tiempo propicio de estacionado.

Por último, un consejo más

Hay que recordar que el vino no es un brebaje para quitar la sed. El concepto principal para disfrutar de este grandioso caldo es sorberlo, mantenerlo en la boca para percibir cada sabor y finalmente dejarlo bajar de a poco por la garganta.

 

Además de su delicioso sabor, agradable color y aroma, las uvas en su estado maduro son ricas en vitaminas A, B y C. Contienen azúcar saludable, en particular la glucosa, que es el combustible del músculo y el mismo que contiene el plasma sanguíneo. Contienen la triada que forma la hemoglobina en la sangre: el hierro, el cobre y el manganeso. Son especiales por el fósforo que llevan en forma de lecitina.

Son un buen reconstituyente por su alta tasa de vitaminas.

Este fruto drena las vías biliares, permite un verdadero lavado o purificación de las sustancias tóxicas al exterior, mediante la bilis.

Respecto al cáncer, la ciencia ya ha señalado su acción preventiva.

En la piel se encuentran diferentes sustancias antioxidantes, como las flavonas que protegen a los vasos sanguíneos, previenen la arteriosclerosis y estimulan el sistema inmunitario.
Otra sustancia que contiene la uva es el resveratrol que se ha mostrado eficaz para prevenir el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.

Un grupo de investigadores ha demostrado que el resveratrol, que abunda en la piel de la uva negra, es capaz de estimular las sirtuinas, unas enzimas celulares que retrasan el envejecimiento y que podrían prevenir enfermedades geriátricas como el Alzheimer.